Verdad idílica, diáfana
Refleja la momia de cristal
Sin palabras huecas, mágicas
Ni pelaje irracional
Lúgubre soledad
En los días críticos e inciertos
Que acallan mi tiranía
Cuando mi locura, injerto
Proliferan las ánimas
en el desierto nevado
E incurren en glorificar
Un dolor, prestado
Dibujan las nubes
Siluetas en el cielo
Indican el camino
Con pisadas, de acero
Inyecta amor, el roble
Cuando cae, drástica, la noche
Balancea las copas de los árboles
Y redime el color, del noble
El filón de acero
Hunta la hojilla en la corteza
Quiebra el tronco, pesado
Y convierte el paisaje en dehesa