Carlos Justino Caballero

UNA VEZ NEVÓ

 

 

Una vez nevó

y allí estábamos

mis hijos y yo

Intensidad especial

adquirió el silencio

y quietud un aire de cristal.

 

Y nevaba... nevaba...

 

El blanco inmaculado

nos detuvo unos instantes

para no hollar con nuestros pies

la gloria de ese invierno.

 

Y después...

caminamos lentamente

con parsimonia similar

a la del copo,

cayendo en cambiantes vaivenes

en el aire

hasta posarse en el suelo

en desmayo final

o darle fantasmal aspecto

a los espinillos desnudos.

 

Fue un breve milagro.

Y vivamente nos unió

el prodigio del milagro breve. 

 

De mi libro “De alboradas y de ocasos”. 2005 ISBN 987-9415-21-3