Fernanda Sarzosa

29 de diciembre

Un día te conocí,

cómo se conocen los lugares y momentos únicos,

cómo el destino jugando, atrapando y volviendo todo un caos,

llenando y vaciando mi alma con caricias,

aquellas que marcan, aquellas que

 raspan, que dejan cicatrices,

que dejan amor, sed, deseo y anhelos.

 

En las noches te pienso,

en mi ilusión te observo mientras duermes,

¿tanto puede el amor engañar a la mente?,

que me permite verte, sin siquiera tenerte.

 

En las noches te sueño,

quisiera decir que en verdes praderas,

quisiera decir que en florecidos campos,

quisiera decir que respetando tu cuerpo,

Oh tú cuerpo, que sin sonar atrevido,

está remembrado en el mío.

 

Me pregunto de manera constante,

¿he sentido el amor antes?,

al menos mi corazón me lo enseñó,

otros cuerpos, otras manos, otros besos y caricias.

Mi mente ha desvanecido todo, 

en su afán de evocar tu recuerdo,

lo ha borrado, no existen otros besos, otras caricias,

no existe más deseo que tenerte, que amarte y contemplarte,

no existe otro remedio que obsequiar mi vida, siendo tuya desde el mismo día,

desde aquella noche, que rozando tus labios, sin saber me llenaste de ti,

nuevamente construyendo y destruyendo todo, eres poderoso en este mundo, 

un mundo que apetece rezumar de ti, de mi.