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“Siempre” …

“Siempre” …

que infinito concepto,

de significado sublime,

que imperecedero e ilimitado,

cuanta pasión al pronunciarlo.

 

“Siempre” … suena a interminable,

como un latido perpetuo…

que dura más allá de lo inolvidable.

 

Que paz se siente…al expresarlo,

una indescriptible sensación,

un ímpetu estremecedor…indescifrable.

 

Es algo más que lo persistente,

es mucho más que lo frecuente.

 

Es como una promesa…que está vigente,

un juramento que se lleva en el pecho…siempre presente.

 

Como una sensible emoción que está latente,

la inefable expresión de lealtad,

la nobleza de voluntad,

la riqueza más sobresaliente.

 

Bella palabra se dice “siempre”,

el término más sapiente,

el mejor regalo de bondad,

la mejor ofrenda de amistad,

un acto de espontanea sinceridad …

un facundo gesto de felicidad…confesarse contento.

 

Y del amor…

un voto de perpetuidad…” un para siempre”,

una satisfacción de honestidad…

un regocijo de integridad,

la pureza de pronunciar lo que se aprecia,

una franqueza sin terciarios …

consecuencia de una estimación generosa,

la leal coincidencia de coexistir…en el mismo sentimiento.

 

Un compromiso sin previo ofrecimiento…

simplemente un don de verdad…

una manifestación de probidad,

la declaración de afecto constante.

 

Siempre estaré aquí …a tu lado siempre.

 

Siempre pendiente de ti …de tu presencia,

y también en el silencio de tu ausencia.

 

Siempre te he de quererte…hasta mi último aliento,

y cuidaré de ti… “siempre”.

 

Siempre te amaré…

más allá del destino y del tiempo…

más allá de la eternidad,

hasta los confines del firmamento.

 

“Siempre” es sagrado… es “ese algo misterioso…que perdura para siempre”.