ALVARO J. MARQUEZ

AMIGOS Y AMANTES

Me había estado preguntando

por qué me importaba cuándo

cómo y por qué tú volverías,

por qué había un vacío si faltabas,

por qué cuando no estabas

se hacían tan tristes y largos mis días.

 

Si lo nuestro era algo de amigos,

si el trato que tuve contigo

siempre fue tan simple y llano;

si de nada hacíamos un bochinche,

parecíamos siempre compinches,

tú mi compañera y yo tu hermano.

 

¿En qué momento cambió

un sentimiento que yo

lo veía siempre tan firme?

¿Por qué ahora es inmenso

el deseo cuando te pienso

y no quiero arrepentirme?

 

¿Cómo pudo ocurrirme esto?

No quiero pensar en el resto

de las cosas que han de cambiar.

Me pregunto al encontrarte,

de qué manera he de hablarte

y cómo te voy a mirar.

 

Ya no podré ser el mismo

porque tendrá dimensión de abismo

la diferencia entre pasado y presente.

¡Ni tomarte la mano siquiera!

Y pensar que ese gesto era

de lo más normal e inocente.

 

Pero ahora no habrá inocencia

porque en nuestra conciencia

vivirá la ilusión de amarnos

y no vamos a irnos,

porque eso sería mentirnos

y cobardemente negarnos.

 

Tú lo tienes a él

y ya no puedes serle fiel

por culpa de lo que provoco

y como cuando pierdes algo tuyo,

no lo dejará perdonar su orgullo

ni el de ella a mí tampoco.

 

Esta conversión de la amistad al amor,

esta locura, mezcla de pasión y dolor

porque sentimos que en algo fallamos,

esta prohibida felicidad

creímos que era amistad,

pero nos equivocamos.

 

O en algún momento tal vez lo fue,

pero por cosas que no sé

cómo se fueron construyendo,

cómo, por qué ni cuándo,

sólo sé que nos estamos amando

¡y por tanto amor muriendo!