Carlos Fernando

¿Cuántos Más han de morir?

¿Es que la sangre de Allende en

La Moneda no fue suficiente?

¿Los que desapareció Videla

son nada para esta gente?

¡Cuantos más han de morir,

cuántos derramar su sangre!,

¡cuántos más en esta tierra!,

tierra de oro, tierra de hombres,

tierra de cobre, y minas,

tierra de Jara, y de Guevara,

tierra de Lucio Cabañas, y

Genaro Vázquez Rojas,

Tierra que se desgrana

por las laderas del monte,

que hoy se cobra  la rapiña

de aquellos que la lastiman

con el hacha y siembran coca,

los que siembran marihuana,

o a lomos de mula llevan

la droga, porque el maíz no

les brinda para una vivienda

digna, lo mínimo necesario.

Porque el grito libertario

del que presume el político,

es cuento mítico. Es sueño,

del explotado. Del labriego,

y del orfebre, del pobre y

la clase media, que el más

poderoso  asedia con armas,

con vicio, con el circo y con

comida chatarra con la

que entretiene el hambre,

como si fuera un manjar,

Por la costumbre de dar

–y me refiero a la gleba-,

da la vida y nada espera

hasta que se vuelve fiera

que busca hacerse justicia.

Y si la vida nada vale,

con un singular alarde,

se enfrenta de noche y día,

al soldado y al gendarme,

contra balas, a pedradas,

contra escudos: gritería,

Contra los tanques no hay nada.

Solo echarse a correr.

 O de plano dar la vida.

Por eso pregunto yo,

¿Cuántos más han de morir?

¿Cuántos desaparecidos?

¡Cuántos por las ambiciones

De una punta de cabrones!

Irán a morder el polvo.

Del Cono Sur al Río Bravo.

Y desde Oriente a Occidente.