José Luis Barrientos León

A nuestro hijo que nace

 

Eres la mariposa, que venció los días oscuros,

sosteniendo sobre sus frágiles alas,

al hombre, la mujer y los sueños,

mostrando con sublime belleza,

sus colores despiertos como campo de flores.

 

Llevaste en tu vuelo al viejo,

con sus longevas canas,

Y flotaba junto a ti la loba,

la mujer que aúlla convocando su linaje.

 

Bajo tus alas hay un niño,

un hombre erguido cultivando los geranios,

un ser de poesía y canto,

enamorando los vocablos,

mortal, humanitario,

retoñando entre los brazos.

 

Eres la mariposa, la de los sueños y anhelos,

la de los ojos volando,

 sobre las nubes y los astros,

llévanos sobre tus alas,

a disfrutar los encantos,

de una mañana entre cantos,

columpiándote con los gatos.

 

Llévanos a volar contigo,

donde no haya miedo ni espanto,

donde los huesos no crujan,

ni se avejentan los años,

donde la eternidad sean tus besos,

y la inmortalidad tus abrazos.