Alejandro

Noche

Noche que desvelas los cerrojos abiertos,

que te escapas, me escapas,

que me iluminas la oscuridad del día,

desanímate en mi curso,

en mi juego,

en mi llanto nunca existente,

crucifícame en la luna,

desgástame tu estrella,

manipúlame el silencio y conviértelo en mentira,

has del fuego hielo

y de mi corazón un aguacero

que se anime a derramarse entre tus sombras

y abre bien las piernas

que quiero eyacular

mi huracán de palabras incorrectas

en todas tus esquinas

y embarazarte, que no es mucha la vergüenza,

y olisquearte como un perro

y lamerte

y despreciarte

y despreciarme.