Dos años sin ti
irremediablemente solo,
tratando de encontrarte
al despertar cada mañana,
tras el paso sereno
del rocío que me abraza.
Dos años echando de menos
la fragancia de tu piel,
acuciosa, persistente.
Dos años que se escapan
del límite de lo real,
del borde de mi universo
reducido a tu recuerdo.
Intentando dibujar versos
que se posen como luces
en las alas de la aurora,
y vuelen como un sueño
que te alcance el alma.
Te echo de menos hoy,
como dice aquel cantar,
ese poema encendido
que ahora siento
como escrito para mí.