Carlos Alcaraz

Querido silencio:

 

 

Querido silencio:

 

Ayer llovió

y yo no pienso decirle a nadie

que pasé toda la tarde               

rompiendo sueños  de desconocidos,             

deshojando amores de personas al azar             

que caminaban conmigo,             

a mi lado y sin sonrisa,     

en la misma calle indiferente,                                               

nublada,

gris,                                              

y sobre todo:                                              

libre de presagios y de ritmos de vals.

 

Porque ayer llovió

y volvió a mi la nostalgia de las fuentes,

los vendedores de globos

y los niños que jugaban

(que a lo lejos aún juegan)

a adueñarse de algún mundo de jabón,

sólo para destruirlo

y sonreír.

Ellos sí sonríen. Ellos

miran a los ojos.

Ellos viven lo que la gente callada

añora, o añoraba vivir.

 

Pero ayer llovió

y yo me pasé la tarde

haciendo mimos frente a la pared.

De pie, en la ventana,

acariciando aquel cielo nostálgico

que también me acariciaba.

Tal vez lloré.

Tal vez, después de un rato,

como un niño de aquellos,

sonreí yo también.

 

Carlos Alcaraz

30/09/10