Marcos Reyes Fuentes

ROJA CONFESIÓN

Me encontraba con ella como siempre a escondidas,

la llevaba todas partes como tatuaje en  mi piel.

Me esperaba sin la ropa con la libido encendida

y molíamos la noche hasta el amanecer.

 

Con sus manos delicadas  se hacía dueña de mi  freno

para que no refrenara en la hoguera nuestro andar

y en todos esos días de este eterno desenfreno

al encendido fuego  nos fuimos a entregar.

 

y quemábamos  deseos y ardientes fantasías

recreábamos esfinges y también mil formas más

Ella  en mí y yo  en ella  nos pasábamos  los días,

no queríamos dejar de tocarnos  nunca más.

 

Pero el amor que había se quemó en la calentura

nos enviciaron como locos  esas horas de humedad.

Ella empotrada  en mi universo y yo sujeto a su cintura

se nos quedó  en el piso toda  moralidad.

 

y fuimos solo amantes, esclavos del deseo

rodando en el infierno y en algún lugar  demás

hasta que llego el día en que  se agotó la llama

y quedamos tan vacíos, sin nada que cantar.