Abbo

Ruego

Deja que los angeles canten para el devenir del sepulcro de mi paz.

 

Pensamos que la perfección existe porque si no creyéramos que fuera posible no quedaría pólvora por quemar en nuestro interior, ni luz suficiente por ver con nuestros ojos. Una triste vida sin la esperanza de alcanzar lo que solo la imaginación ha creado.

Imaginación asfixiante, como la soga tejida con ansiedad y desvelo.

 

Sí, me ahogué en la propia agua de mis lágrimas. Las mismas que nacieron de verte tan feliz a mi lado y las mismas que brotaron de ver tu ausencia indiferente.

 

¿Cuánto daño me hice a mí mismo porque no supe abrazarme, antes que abrazar rosales tan bellos cubiertos de espinas?

 

Aún oigo a los perros ladrar en la calle, pero sé que ya no están ahí. Es solo el eco de los sonidos que anhelo.

Ya no hay grillos cantando, pero los busco en los ladrillos del húmedo patio exterior.

 

 ¿Por qué es tan difícil llorar en silencio? No quiero oír mis lamentos.

 

Ven, te ruego, te espero sobre las sábanas, tu presencia no precisa llave para entrar a la habitación. Ven, deslízate en las paredes cual sombra acechante, tu frío es el abrazo que me motiva fijar la vista a la nada, por favor sube a la cama y hazme tuyo, como cada noche: Sueño profundo. 

 

Hoy ruego tus brazos, perdición onírica, hoy ruego tu alivio.

Toca mi mente y fúndela en la niebla espesa de los pantanos, enfríame hasta helar y así mi pensamiento quiza cese de hacerme este daño. Y no me dejes despertar hasta que la oscuridad me abandone y me libere.