Tienes un decir hilarante,
con zapatos de mayólica
y bostezos dentellados,
donde no respira la Luna
y no hay drama, ni championes
de azucenas y cinturones de atril.
Tu decir tiene un vergel
de canciones y oraciones,
que nunca florece, pues,
la lluvia de tus ojos nunca
cae sobre él..
Porque ha de ser por el comino,
el vinagre de manzana,
o por tu campanilla, el zaguán
que busca el viento,
para dejar el mar allí.