Ben-.

Sueño sureño-.

Sucede que me neutralizo

y existo entonces, por encima,

solo, en la superficie, donde,

sobran adjetivos, y podar ramas

es óptimo: contrariado, esquelético,

completo mis esquejes, y divierto

al rey de los suburbios. Es cuando

me entretengo, dignificando la profesión

de reptil o figurante de ocasión.

Me inyectan en vena, cuerpos blancos,

glóbulos de otras hojas, mientras, en

la incertidumbre, flota una cama

por pamela. Después, más inteligente,

acacho la cabeza, por no quitármela,

así, de un simple guantazo. Y la electricidad

me consume, y advierto la necesidad perentoria

de orinarme en los pantalones. Sucede

que los monstruos observan mi palidez,

amortajan mi cuerpo, con su luna de acacia

sostenida.

 

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