José Domingo

Aquello

No quiero yo decir verdades, 
allí callaba. Cuando tengo miedo,
rezaba fuera ¡cómo dentro!
La herida sangra y duele,
llorar consuela poco.

La ayuda siempre falta.

No suelen vernos, oyen gritos,
ladridos, quejas, lloros, fieras,
lamentos. 
Amarte hubiera sido darle muerte
parando tanto daño.

Algún lugar habrá después de todo,
refugio donde lleguen alas sueltas
de aquellos ratos donde habrías
vivido entonces, nunca aquello
debió pasar, culparme ahora sobra.
¿No crees?

¡Que sufran ellos!