clonariel

ETERNIDAD

Bésame, que es la hora del beso,

mientras la lluvia, fuera,

me recuerda que en mi pecho

también llueve.

 

Es la hora donde aletean

mis dedos por tu sombra pálida,

como si sólo parecieras dejar

la nieve del alma.

 

Abrázame, que el amor inmenso

pronto muere como mueren

los peces en los sueños

de los pescadores.

 

Deseo que sea la hora

donde nuestro cariño navegue

el oleaje de las sombras

y abra su esplendor en el abismo.

 

Necesito tu amor, tus besos,

tu corazón vulnerable,

como ansía lo eterno

el reflejo de lo breve.

 

Tu mirada doliente y oscura

cae sobre mi como la niebla.

Se levanta en tu alma la espesura

de una noche inacabable.

 

Quiero mucho de ti y quizás

no quiera nada, o sólo amarte

como las aves en la inmensidad

abren sus alas abnegadamente.