titánico.

Aquel montículo de estiércol

Esa tierra ya se asfixia, un montículo de estiércol restregado en aquel rostro del emblema y de la esencia que se fue y se marchitó,

todo sucio y maquillado, tratará de simular y fingir lo que ayer fue,

y hoy no es y no será, y los cuervos se han posado en la torre del estiércol,  

con sus alas ya lo esparcen, pavonean en miserias y la gloria los embriaga,

y claudica en sus entrañas y esa hazaña, vana, negra y escabrosa,

prolifera como plaga que se incrusta en esas mentes y cerebros de alacranes, cucarachas y esos bichos tan horribles,

y serán la nueva prole que ha clonado y vale estiércol, por un cuervo y sus miserias,

¿dónde está ese gran recuerdo?, las memorias hoy nos dejan,

y mañana a batallar, contra el aire y contra el fuego, en la nada y la simpleza,

la pobreza y el estiércol crecerán, y después florecerán rosas negras y claveles putrefactos, muy manchados de desgracias y de horrores…

¿qué ha pasado?, ¿de dónde hemos venido y hacia dónde vamos? 

¿El destino es el estiércol?; ¿Es la joya que buscamos?

los jolgorios, las comparsas y esas tristes sinfonías,

han mutado y se han vestido de princesas y de musas que son bellas y ejemplares,

y ahí nosotros sucumbimos, en recuerdos, en amnesias y en locuras de cartón,

que muy pronto nos atrapan y nos ciegan, nos devoran, nos consumen y después el menosprecio,

¿Dónde vamos?... si fingimos, escodemos, engañamos, si llevamos falsedades,

las simplezas nos deslumbran, somos ciegos, somos cojos, nunca oímos, ¡somos bestias!,

tan dementes y mediocres, somos nada, no aspiramos al gran cambio, pobres necios,

pobres bichos, desconocen aquel todo, y presumen suciedades,

ya posados en su templo, la guarida del estiércol, que nos pudre y envenena.

 

Por Titánico

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