Leoness

A ella, yo, le sonreía

A ella, yo, le sonreía, desde

la oscura lejanía ya manida,

desde la gruta de aquel

Imposible amor agobiado

 

Y ella no me respondía;

Invertida su imagen eros

transformaba vida en ágape

sedientos los dos, posesivos

 

Tornábamos los egos, asidos

del tenebroso cenit, vacío,

envuelto en afrodisiacas

tinieblas  del sueño, en ámbar

 

Quise rodear su jugosa boca

con terciopelos sutiles,

con incorpóreos sentidos,

entrelazados suspiros; silencio

 

Más la distancia  crecía y,

nuestros corazones derretían

las hirvientes sombras de éter,

por entre lóbregas llanuras

 

La arpía sobrevolaba, malvada,

acechando entrañas del eros

graznando entre flores y,

gemían nuestros amores

 

Ella, con su voz de cristal

perforaba las aguas de manantial,

donde el crepúsculo señala

el nocturno crepitar del amor

 

Entre cauces de  promesas,

ella me gritaba, ¡amor en vida!,

entre lechos de rosas, una

fragancia de secretos ardía

 

Ya, la sed del abismo latía

entre las almas, y se escondía.

El profundo beso en susurro

lamia las heridas, la esperanza.

 

¡Y ella, a mí, me sonreía!