lauropolis

Amado Federico

Del mismo modo que en la roca, no vemos la clara flor abrirse

en un pueblo hostil y amordazado, no brilla la hermosura, ni 

puede alcanzar el ave la montaña a la que aspira.

Se muestra inflexible, dispuesto a encontrar un verdugo implacable

que con el apoyo de sus cómplices ejecuta un crimen

amparado en la impunidad.

Así fue como te mataron Federico, porque respirabas aire fresco

sobre el verdor de tierra estéril que miraba enmudecida un cielo gris

Tristeza del alma que escapa fugaz dejando la riqueza de tu poesía

en el páramo del olvido. EL odio, en un estanque revuelto que almacena

y alimenta de las entrañas del rencor.

Hiel, que hace eterna la mentira; la conjura, y muestra el escarnio

zanjando con una guadaña las manos del destino.

Recelo, envidia, ante un saber ilustrado que muestra sin miedo

la verdad de su sentir, alejado del insulto y la barbarie

de  una sociedad cobarde desprovista de justicia.

Impotencia, de todos aquellos que tuvieron el honor de disfrutar

con tu vitalidad arrolladora y tu dolor profundo.

Tu poesía es fuente de inspiración y trabajo consciente

amante de lo popular y lo divino. De la pasión y de la perfección

tu poesía humana y estética conviven para dejarnos un paraíso

onírico de creación.

\"Constructor de mitos\", que deja al desnudo como nadie

la interioridad y las aristas con cada personaje, tu teatro agudiza

el pensamiento y nos lleva a comprender el alma femenina, mujeres

fuertes, a las que nadie miraba, que supieron enaltecer con tu mirada

la esperanza.

La vida en su dualidad, la muerte en una noche de luna

 

Rosa de Gades