¿Y DICES QUE ME ODIAS?
Que fácil proclamar que me aborreces,
que no me quieres ver, que me desprecias,
te ruego que no digas más sandeces,
solo obtendrás mujer lo que mereces,
y yo estoy sordo a tus palabras necias.
¿Qué de mí te cansaste?
Permíteme sonrío,
tantas cosas hablaste:
“que en mí jamás hallaste,
ese calor que precisó tu frío”.
Pobre inocente amiga, no sabía
que fueras tan corriente,
si jurabas ser mía,
y yo que te creía,
tan dulce, tan divina, tan ardiente.
¿Y, tú me estás odiando?
Vida mía, mantenlo bien presente,
no sé que estás tramando,
pero debes saber, aun actuando,
que el odio hace más mal al que lo siente.
¿Me detestas? Mejor; ¡pero qué bueno!
Tu odio dice lo mucho que me quieres,
ponle a tu lengua freno,
te puedes consumir en tu veneno,
y sabes bien que por mi amor te mueres.
Es tu aversión fingida,
dices odiarme y mientes,
todo en justa medida,
más no te culpo, hay gente en esta vida
Que queriendo ser río, son afluentes.
KIN MEJIA OSPINA
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