Alfonso J Paredes

Del color de las cerezas.

Sé de una vez por todas del amor copuletero
que habré elongado rebotando con la sangre,
y respondo sobre una trinchera espero
cartas que platican de esperanzas concubiniscentes.
 
He escuchado el eco de tu voz en esta nuez de sesera,
y llegado hasta el final del fondo de tu vientre
de piel de naranja ruborizada con el color de la cereza.
 
Tengo miedo, mucho miedo y no lo oculto,
temo que me cambies y mi recambio sea un leve tropiezo,
y tus lágrimas embarbascasen la tierra embarrando mi cabeza
 
Sé como eres, de cristal frágil y de voluntad resistente,
 
como la sombra de mi silueta que nunca muere,
pero nunca se repite aquella de la misma forma
porque tampoco se repiten las mismas noches ligamenteras.
 
No son solo parabienes de una sola vez
ni hilachos cosidos con husos de un solo uso,
fue el dulce fulgor del frenético coqueluche
sin que saberlo ni esperarlo hasta mí te condujera.
 
Cavilo el temor que me agarra y me consume
por quedarme sin el calor náufrago de mi ego
dejándome viudo el rubor de mi costumbre.
 
Todo se funde y se quema en coronas de laureles
que hablan por los corrales, no sé qué sabidurías,
que cubriendo tu vientre entre costura y costura
asoman los buitres sus cabezas a las habladurías.
 
Sé que, llegando el esperado momento,
sé que, aunque sementales corceles de hombría,
que ni en mi cabeza forres de toros cornamenta,
ni a mi alma apenada y triste engañarías.
 
Poem and Rhápsody © 2022
La fina piel de la cáscara
Alfonso J Paredes
CEDRO