Haz Ámbar

Páginas manchadas II

Me vas a dar todo lo que exacto manda el plan, 

el mismo fiel contagio de tus ganas a destajo

y si preguntan es la vida pues que pasa, 

para que no se asusten les daré la esperanza

de que al fin a este mundo alguien ha venido a salvarlos. 

Hablando de disculpas me ahorro yo unas cuantas, 

subsiste aquí una lucha en secreto con las mantas:

el grito de tu angustia encuentra eco en mis entrañas. 

 

De mis amistades esta es la más salvaje, 

la que más me lleva al fondo al corazón 

ya sin cansancio, en ella encuentro la tan anhelada calma

años atrás, la brisa que me sacia en un pestañeo

y me poso en la flor de tus labios como un extranjero

oculto en un rincón aparte del tumulto

que bate las piedras de esta acera

para que no me escuchen como lloro por tan solo poseerte

entre hemisferios jugando a lo que sea... 

 

 

Todo este pasearse por una vena

sobre el vacío de los días crueles

es la cifra que define el gesto

en este azul divino inmersos

hasta que ebrios

se ajusta nuestro gusto al momento 

y nos vemos al fin tras mucho

cada uno en sus asuntos preso

ya por costumbre

ante esta asepsia programada

para estériles

 

Abrí camino en la angostura, residuos

de un siglo ausente;

la grieta rebosa aún de luz por estas alturas

cedidas al llanto

resquebrajando tu figura hermosa, 

en uno de mis recuerdos la sed

por el placer ya prisionero en un cajón

que si lo cierro

vuelvo al mismo entorno

en la boca sin respuestas

y ese don tan catastrófico

como curación a todas mis penas. 

 

En mi piel destino alcanzo

sin ya quien aquí en mis brazos

se desperece así sin más 

susurrando unas palabras 

que tal vez nunca lleguen a aclararse

en el vaivén enloquecido

de las mareas tan salvajes

 

 

Esta noche nada interrumpe mi guardia. 

El silencio es tal y la calma

que de mis pensamientos irrumpe el eco por el valle, 

y no hay nadie que lo calle ni por un momento:

así soy de impenetrable

cuando el desaliento pasa a ocupar mi lugar

y todo empieza a derrumbarse

en mi mundo ya inestable

conmigo inmerso en este trance

que me hace desearte todavía demasiado. 

 

El cielo está incierto esta noche:

el rostro de la desvanecida se pasea

mansamente por mis sueños;

una voz que se desliza

trae de vuelta el sentimiento, 

abre las alas de mis textos

hacia cumbres imprevistas. 

Pensé que eterna era la pena

e imposible tu cariño

en esta selva tras el brillo

de esos días simultáneos... 

 

El tacto de tu mano me sostiene sobre el limbo

mientras trato de escapar con tremendas sacudidas

desafiando aquí a este olvido

el recorrido de tus caricias... 

Eso son mis ojos que se abren y te miran

en la paz del instante más fijos

como haciéndote preguntas

que responderás tal vez mañana

tras tu baño acostumbrado

con razones y con hechos

que son claros frente al caos

de mi propuesta silenciosa

y al dolor que en mí es crónico

y retorna a esta hora

fiel a su compromiso

de mi cuerpo hacer añicos. 

 

 

Si me encuentras siempre a un lado

sin respuestas aún que darte

forzando tanto frases

a que encajen con mi estado

es que tengo un pacto

que firmar aquí entre manos

y esto ocupa mi consciencia

hasta el punto de olvidarte

ahí con tu vista en mí clavada