Nitsuga Amano

La Sinfonía Del Otoño

El aire que respiro es una melodía triste, el sol que alumbra mi camino es una nota disonante, la luna que me consuela los domingos es una canción de cuna.

 

 

El jardín es una sinfonía de angustias, el viento es un canto desgarrado mientras mi sombra llora en un rincón, los pasos lacónicos de un sollozo son una melodía desafinada.

 

 

Súbitos secretos de plomizas guirnaldas, lánguidos girasoles de cenicientos ocasos son las notas de una partitura olvidada.

 

 

El ocaso se arremolina y se enreda en los rizos de la enredadera, la lluvia se desploma y se precipita, acariciando la herida fría en los charcos de la vida.

 

 

Ayeres flotan como notas eternas ante mis ojos cansados, mi alma es una melodía desgarrada.

 

 

La mañana pinta su partitura sin ganas, se desdibujan las notas en el cristal de la ventana.

 

 

El hoy se escurre bajo el jilguero y entre sus hojas el aire se escabulle como notas titilantes de una clepsidra danzante.

 

 

El dolor se anega, se asfixia, se despeña, sufre... y se olvida, que es viento.

 

 

Pero yo, mirando el cielo gris, sé que la tristeza es solo una canción temporal, que el sol volverá a brillar, que la luna volverá a consolarme, y que el viento, al final, siempre sopla hacia adelante con una nueva melodía.