Raiza N. Jiménez E.

Cita a Ciegas. –

Apenas vienen a mi mente los recuerdos.
del jardín florido dónde, por primera vez
nos vimos y besamos, son solo recuerdos.
Nunca olvidaré la mesura de tu mudez.
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¡Sí el citado no te habla cómo entablas?
 
Jamás supe, si fue por recelo tú lividez...
Seguí impresionada por un largo espacio.
No había visto a un Adán con tal timidez.
Tu pálida tez asumió el color del topacio.
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¡Ante el temor es mejor el buen humor!
 
¿Acaso recuerdas que ni me hablaste?
Lívida y en silencio, en todo pensaba.
Hoy oigo cuando, por fin, me suplicaste
vernos en otra cita o día, sí no importaba.
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¡Hay veces, en las toca, tomar distancia!
 
De pronto, me vi, deshojando Margaritas.
En ese sagrado ritual del Sí, No, Sí, No, Sí.
Rogue a Dios y el cielo que no se repita...
vaya estribillo, se parece más al Frenesí.
 
¡Sí la cita es dudosa recuerda eres la Diosa!
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¡Vaya, qué me afectó, este raro incidente!
 
Jamás había salido con un varón mudo.
Sin embargo, fue así y, no fue accidente.
Le di el chance, pero hablarme no pudo.
¡vivir el traspié de la cita es de valientes!
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Comentario.-
Las citas a ciegas son un riesgo sobre el que hay qué pensar y repensar.
En la vida, muchos son los riegos y, unos son calculados y otros, son aventurados.  Por ello, antes de entablar una cita o relación hay que pensar lo que ganas y lo que pierdes. Pero, sobre todo, hay que evaluar tus riesgos. Tal cómo te presentas ante el mundo, así te tratan. Piensa que, en un encuentro al azar, no eres cualquier cosa y sí una vida. Y tu sagrada vida no tiene precio. La mayoría de los tropiezos “fortuitos” en nuestra existencia se pudieron evitar sí, seriamente, hubiésemos cuidado de ella.
Saludos.