Danny Storm

Y te olvidaste de mí

Y fue un destello perdido en la nada,

y fue un silencio troceado y trunco,

una semilla que no halló surco

donde enterrar sus penas robadas.

 

Y fue una cinta azul inaugurativa

del más oscuro momento del mundo;

un mal primero, un bien segundo,

una única dulce campanada cautiva.

 

Y te olvidaste de mí,

y nunca un sol se sintió tan frío.

Y te olvidaste de mí,

y un do sin eco nos partió el alma

a tí y a mí, a mí como a tí,

nos partió el alma un canto sombrío

 

de cientos de noches pulidas en fuego

que dejan de amar cuando llega el alba,

un canto lúgubre de hiel y acero

y horas tardías y miradas parcas;

 

de pies sin prisa por pedir clemencia,

de ausente risa y naciente demencia,

de ojos dormidos y mejillas secas

faltas de llanto en su indiferencia;

 

y la esperanza guardó el asueto

pues nadie nunca llamó a la puerta,

promesas hubo que se perdieron

en la mudanza a la vida muerta

 

pero un residuo rehusó marcharse,

y allí ha quedado, cual limosnero

yo me pregunto si aun te quiero

pero lo cierto es que te olvidaste

 

y al olvidarse se muere un algo,

un algo lindo, un algo bueno.

 

Yo me pregunto si soy sincero.

O si también decidí olvidarte.