Danny McGee

NOS LO DIMOS TODO.

NOS LO DIMOS TODO.

Nos amamos. Nos lo dimos todo: el placer de una sonrisa, la caricia improvisada y el libre y siempre puro esplendor de una mirada.
La felicidad era tu nombre sobre el mío. El amor estaba escrito entre nuestros corazones.
Se podían divisar nuestras almas en un beso. Se colgaban los perfumes de tus labios de granate.
Fuiste mía. Fui tu amante. Ambos conectamos con un cruce de caminos. Y fuimos trasladados hasta el astro más lejano.
Nos amamos. Nos lo dimos todo: tantos sueños tuyos, fueron sueños míos.
Y así nos recorrimos, como el mar sobre la arena.
Le dimos a los días nuestro más bello mensaje, el que une poesías con la magia fulgurante.
Fuiste mía. Fui tu amante. Con el suave sol nos vimos decorando el horizonte.
Este amor era tan grande que debimos elevarnos. Como todo beso al viento, nos salimos de este mundo.
Y sí. Es verdad. La distancia nos obligó llorar, pero todos nuestros sueños se mantenían en el aire.
Fuiste mía. Fui tu amante: amores como el nuestro nacen puros, nacen grandes.
Son tan bellas las pasiones como sol sobre la tarde. Son tan bellas que no calzan en ningún otro paisaje.
Una luz que es infinita, nunca acude a los misterios, es simple y elevada como este amor tan nuestro.

Nos lo dimos todo. Nos amamos en silencio, y en silencio me enamoro cuando llega tu recuerdo.