Cuántas veces, amor, te amé sin verte y tal vez sin recuerdo, sin reconocer tu mirada, sin mirarte, centaura, en regiones contrarias, en un mediodía quemante: tu recuerdo es un laberinto en el corazón que se adentra en los rincones más oscuros, un sendero que persiste e insiste en la mente, una brújula que me guía a través de los recuerdos.
Tu presencia es una brisa suave en mi alma, una melodía que me acompaña en cada pensamiento, una luz que ilumina mi camino en la oscuridad.
Pero aun así, tu recuerdo persiste, insiste en quedarse conmigo, en ser parte de mi ser, una huella indeleble en el alma que nunca deja de brillar, porque es la prueba de lo que una vez fue nuestro amor.
Y así, en medio del calor y el silencio, te amo sin verte, sin oír tu voz, pero con cada fibra de mi ser, porque tu recuerdo es mi guía hacia el amor verdadero