Alberto Escobar

Una herida...

 

Si la vida es un libro, 
quien no viaja solo lee 
la primera página. 

—dice San Agustín. 

 

 


Hace tiempo que no viajo,
hace tiempo que las agencias de viaje
no hacen su agosto conmigo —nunca lo hicieron.
No me gusta viajar solo, para eso tengo a mis libros.
El mundo es sorprendente, está salpicado —como diría Shakira—
de toda clase de maravillas, tanto humanas como naturales pero...
Hace tiempo que no viajo —desde que me faltas tú. 
Eras tú quien organizaba, quien pensaba el cómo, el cuando...
Yo solo tenía que poner mi cuerpo y mis ganas a tu disposición,
no ser un obstáculo a tus ideas, tus fantasías, eso hacía.
Desde que no estás las agencias no mandan emails recomendando
tal o cuál viaje, no, porque la informática, con el tiempo, parece
revestirse de una inteligencia que en un principio no tenía.
Para qué enviarlos si saben que acabarán en la papelera 
de reciclaje, que ya está abarrotada de spam y tonterías —por cierto,
ahora cuando acabe de escribir tengo que vaciarla—, para qué 
perder algo tan valioso como es el tiempo, que es escaso
aunque en algún momento te sientas con todo él por delante. 
, solo no me apetece. Sí es cierto que mis deseos de conocer
mundo no son innatos en mí, no existe de natural en mi alma
porque de lo contrario sentiría ese escozor característico,
ese que sentías tú cuando se aproximaban las vacaciones y ya
estabas tramando dónde ir esta vez —yo ya viajaba bastante
sumiéndome en las miles de historias y tramas que se me cruzaban
en papel, pdf o epub, daba igual —y sigue dando igual...
Ahora, que he parado unos segundos a pensar qué escribo, reparo
en que cada vez me cuesta más escribir poemas propiamente dichos;
quizá sea porque la herida infinita de la vida, que cada vez es más honda,
me exige expresarme de corrido, en prosa, sin pensar sino dejándome
llevar por lo primero que se me viene a la cabeza; el verso requiere
más atención y ahora, que escribo, estoy herido, y necesito supurar
sin pensar, solo sentir, solo respirar por esta herida...
El amor, cuando me llega, o si no aquello que se le parece y que de 
regarse llegaría a serlo, me apetece tanto que me hiere, y 
no quiero sufrir por amor, no quiero perder la serenidad, quiero seguir
viviendo, el amor no debe doler, al menos el buen amor, creo. 
Hay una chica en mi mente, pero me temo que es imposible, ojalá...