Carlos Andrey Vargas

El desierto de mis verdades

.

Mi alma como un Merkavah

En los confines de un desierto

que no acaba.

¿Dónde diablos he caído?

Vagabundo bajo este firmamento 

 un techo de estrellas del desierto.

 

 

Me aventuro en mi encrucijada ,

 una mística gitana

me da  un brebaje.

Una cantinflora rebosante de mis verdades, 

lo único que podré beber.

 

 

 

Acepto mi destino,

una tormenta del Sahara  

en el desierto  he de caminar.

Empiezan mis sentidos a flaquear.

 

 

La luz del sol refulgente

Una  tuareg ataviada a mi cara

y una túnica negra.

Miles de  leguas caminadas

 Entre dunas de la nada.

 

 

Dunas de mentiras amontonadas

y una que otra abrumada.

Mi falsa sabiduría y fantasía derrumbada.

 

 

 

Vago como  un trotamundos,

Con equipaje ligero y burdo.

Ya mis culpas no me pesan.

 

 

Mis pies pesados,

Se hunden  entre la arena.

Desaparecen con el viento

las  huellas de mis errores.

 

Desde lo profundo del desierto de mis verdades,

escucho una canción mística,

cuya letra es casi críptica.

Pero la voz de aquella diva,

la gitana morena me cautiva.

 

 

Columbrar  a lo lejos,

muchas leguas de tierras.

Unos  gitanos aparecen como fantasmas.

Al tocar sus instrumentos

que vibran como aspas. 

 

 

 

A lo lejos  lleno de dolor, el Oasis,

 el opio de mi éxtasis.

Tengo  sed de mentiras piadosas

pero solo bebo mis verdades.

No le pido consuelo a las piedades.

 

Una serpiente venenosa me persigue

Su veneno es mi pasado

y me quiere intoxicar.

Se convierte en un gusano gigante

que me quiere devorar.

 

 

 

Se viene una tormenta de arena,

en ella veo caminar a mis amigos

y por otro lado a mis amores ,

pero es solo una ilusión

que se desvanece entre temblores.

 

 

La tormenta me atrapa

y en ella mi valentía he de probar, 

no le tenga miedo

a la vida sin dudar.

 

Acepte la verdad,

grita una voz en el desierto.

¿Será un árabe de Morocco,

O quizás soy yo que estoy loco?

Completamente solo de nuevo

con mi introspección.