𝑆𝑜𝑝ℎ𝑖𝑎/𝑒.

𝐕𝐞𝐬𝐚𝐧𝐢𝐚.

\"El paralizante estruendo me devoró por detrás,
la arredondada punta de una bala entumeció mi tendón,
un hoyo en mi dorsal comenzaba a expandirse,
mientras sentía que me vaciaba desde ahí.
La sangre,
salía a borbotones,
empapaba mi cuerpo en perfecta bílis roja,
caliente, tan caliente,
quería beberla, saciar mi sed de mi misma,
entibió mis músculos y quemaba mi estómago.
Mis dedos se ansiaban por apretarla,
presionarla para evitar perder líquido valioso,
mis piernas se cosquilleaban con todo el fluido que descendía,
mis órganos sexuales ardían por la excitación.
Caigo sobre mis rodillas,
soltando gemidos de alborozos, 
llorando del dolor y embeleso,
mientras recito mi ultima plegaria antes de perecer:
«Querido padre, fuente de bondad, 
bienvenida sea yo en vuestro paraíso, 
o debidamente enviada al infierno. 
Fuego divino, 
su lengua proclama justicia,
hablará únicamente con sabiduría.
La sangre en el suelo, 
refleja lo arrepentida que me encuentro por ceder ante un deleite vesánico. 
En nombre del padre, 
del hijo,
y del Espíritu Santo,
amén»\".