José Luis Barrientos León

Jardín y noche

 

La hierba canta todavía,

bajo las últimas gotas del invierno

Un leve aroma de jazmines,

como rumor de tus manos, acariciando mi cabeza

y los recuerdos cayendo inútilmente, desdeñando las fechas

 

La húmeda llanura,

recibiendo tus pies furtivos,

en el siempre verde amanecer de esperanzas,

pareciera ser la misma tierra en que nacimos,

cuando tu sombra lozana,

reposa sobre la mía ya anciana

 

Tus cabellos se confunden entre flores.

Ellas efímeras, anhelan reclinarse en tu pecho,

allí donde se inclina mi frente,

pretendiendo magnificar el cielo

al rozar tus senos deslumbrantes y claros

 

Aquí está la niebla, la que nos cubre ingenuamente

Como escarcha del amanecer,

anticipando nuestra entrega

abandonándonos al silencio, inconfundible,

de tu piel acariciando el alba

y tus ojos evaporando los crepúsculos

 

Somos jardín y noche

manos sin nombre, árbol y espiga,

descubriendo la mañana,

derritiendo las nevadas

derrumbando las murallas

con cenicientos pétalos de rosas silvestres

renovando la piel desolada.