Antares R

Te recuerdo.

Abatida y con codicia de perderte en el tiempo, trazando la incertidumbre de tus días venideros, perdida en las ideas que obstruyen un poco de serenidad.   

Atemorizada y sin un rumbo, con un corazón que se desangra y no hay ayuda, con un alma que ya se quiere ir, un espíritu sin voluntad y ese; aquel cuerpo que se extiende en lo frío de ese suelo ya sin fuerzas para levantarse. 

Tus huesos exhibieron su dolor, tu carne por poco se marchita, tu alegría allí murió.

Quien planeo tu desdicha debía morir, morir para siempre, como tú lo hiciste en ese entonces.

Se extinguió el significado del amor en tu pecho, ardió en lamento como nada en esta vida, 

Murieron sueños y palabras, murió un futuro y un anhelo.