Nan

La soledad que no llega.

Todos, me observan

en esta  amarga espera

El recinto umbroso

la ventana abierta,

libros tapiados en polvo,

de hojas secas y muertas

en su erudito silencio de ocio.

En mis sienes, retumban ruidos sordos

que debaten, entre el sí de siempre,

y un no rotundo, que miente.

Mis palabras ausentes
dormidas en los labios.

El recuerdo de tu último beso.

El reproche silente de mi pluma. 

Mi estólida mente.

Un hilo de luz que se cuela.

La llama en la lampara, que tiembla.

El sonido de la lluvia que llega

La brisa que hiela.


Todo me observa,
en su ruidoso silencio,

... Menos tú.

Dónde está la invisible soledad 

que no llega.

Debo olvidarte,
aunque no quiera.