Diana Alvarado

DOLOR Y RESIGNACIÓN

Me siento tan triste, tan entumecida
Me estoy descuidando.
Soy una tonta, estoy perdida,
él me mintió, estoy temblando.
Me dejó, y ahora estoy llorando.

No sé cómo, pero superaré esto. El vestido de la vergüenza, llevo.
Muero, muero lentamente, enfrente de esta gente. Mientras me ven con sus caras sonrientes; porque a él le hice un altar en mi mente  e hice una reverencia ante su semblante al verlo sonreír tan campante.

Busqué verdades en sus miradas, pero fui lastimada, al descubrir que él solo miente. Como un bufón quedé, evidentemente.

En mi vida perdí el albor, al ver que con sus amantes, se burló de mi amor.
Nada quiero escuchar, pero necesito gritar. No siento el rostro de tanto llorar, y a mi corazón no logro ignorar.
Esta realidad me está matando, quiero enterrar todo esto, pero me estoy ahogando. Beelzebú, de mí se está burlando, o tal vez solo estoy delirando.
Por fin me doy cuenta de la mentira que estaba viviendo, que él estaba divirtiéndose conmigo, tan solo estaba jugando.

Me pregunto: ¿Qué estaré pagando?
A él no le importa mi vida, o que me estará pasando. He escuchado que se ha casado y la impotencia me está asfixiando.
Y esta es la gota que al vaso derramó, porque él a mi mundo destruyó.
Todos estos años por este amor luché, amor que nada me dejó, más que dolor y mal querer.

Después de todo, la felicidad es lo único que busqué, aunque nunca la encontré. Las personas me acusan de idiota, y de stronza por creer tener en el amor, destreza. Pero ahora ya no veo las rosas, pues se convirtieron en armas peligrosas, porque al fin desperté.
Y ahora:
Me siento tan tranquila, tan relajada.
Me estoy arreglando.
Estoy luchando, estoy agradecida.
Abrí los ojos, estoy mejorando.
Soy libre, estoy celebrando.