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Ese lugar...

Me fui a buscar un lugar de silencios relajantes,

de silbidos suaves…conciertos de plenitud,

de piedras abandonadas acariciadas por el viento,

de matorrales ariscos temerosos despojados de nostalgias…

donde el cielo azul se abrace al horizonte…con el rojizo sol de los atardeceres,

y las nubes parezcan errantes inquietos…libres de agobios…como gitanos viajeros a lo perpetuo.

 

Me fui a buscar el paraíso de las tertulias con Dios,

el rincón donde mi soledad se divierta…contemplando la quietud de la pradera,

allá donde mis penas se sientan inactivas,

donde el dolor pierda su ímpetu,

donde la paz de mi interior corra alocada y vehemente,

donde mis lágrimas se evaporen con un suspiro,

y las tristezas empiecen a sanarse milagrosamente.

 

Me fui muy lejos de mis miedos…

a los confines más despejados…cercanos al cielo…

a la cima de mis momentos…

siguiendo el trajín del riachuelo de cuarzos cautivantes,

me fui al reencuentro con mi infancia feliz…con mi inocencia de risas y sueños,

donde me espera mi madre y mis abuelos,

en donde se respira el afecto…y centellea el amor verdadero.

Busque este lugar desde niño…lo busque con ilusión…con tesón…sin renunciamiento,

sin dejarme ganar de la impotencia,

sin permitir que mis dudas me desalienten.

 

Me fui a buscar el edén donde pueda descansar de mis despechos,

donde la lluvia me limpie de mis amarguras,

donde pueda sonreír al amanecer,

donde pueda caminar sin temor a mirar atrás…

y al anochecer sienta una impavidez como de ángel.

 

Y encontré el lugar tan añorado…

se parece a mi conciencia,

y tiene tanto que ver con mis adentros,

tanto así que parece que atraemos el mismo sentimiento.

 

Ese lugar tantas veces buscado…tantas veces idealizado,

ese espacio de luz…de armonía brillante,

de humildad constate,

de simplicidad elocuente,

ese lugar…ese espacio…a final se hizo real… lo he encontrado,

y ahí me voy a quedar…para siempre.