Alejandro Tapia

Amargado

Amargado.

 

 

Amargo debe ser el néctar negro del mal poeta.

 

Ya no creo en orgasmos femeninos

y solo entre esquinas inmundas me acicalo.

 

El foco titilante en clave Morse me dicta mensajes macabros.

 

La boca me sabe a metal y mi alma se siente vacía como mi libreta.

hasta a mí musa le tengo que rogar…

me hinco y desesperado gateando

pido perdón lamiendo

incandescente asfalto.

 

La misantropía me exprimió

y me ha dejado nadando en negro

escarlata…

 

No me convertí en lobo

si no en la oveja que come carne…

Mi saliva es venenosa y adictiva

komodo entre tus piernas, entre las tinieblas.

 

Pero en el sol no aguanto…

y entré fisuras cardíacas de calcio me escondo

patética lagartija morena.

 

Quiero caminar desnudo hasta encontrar la salida,

desnudo porque ni el negro de mi tinta conmigo combina.

 

A obscuras no da risa…

¡dan ganas de llorar!...

 

Y a ese ecosistema ruidoso, de satánicas sirenas…

me acostumbré a llamar hogar.