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Celos tengo...

Celos…

tengo celos no lo niego,

ese esquivo sentimiento que domina,

esa rara sensación que asfixia el alma…

y al mismo tiempo la sostiene.

 

Celos…

la impresión de estar viviendo sin sentido,

sin tener la complacencia de una dulce coincidencia.

 

La crueldad de no ser correspondido.

 

Celos tengo de tus ojos,

de ese brillo lujurioso con que miras,

de la forma impulsiva que examinas…

y conquistas.

 

Tengo celos de tu risa,

ese escándalo que encanta,

y que acaba en tu sonrisa que persuade.

 

De tus labios también tengo…

tengo celos de esa boca seductora,

la infiel expresión de tu traición,

ese dulce desafío que apasiona…

y que deja sin aliento.

 

Tengo celos de tu voz…

cuando decide enmudecer.

 

Celos tengo de tu ritmo al caminar,

tus caderas que provocan,

y unas ganas de aferrarme a tu cintura…

para no dejarte huir.

 

Y del agua que te baña tengo celos,

de las sábanas que arrullan tu descanso,

del collar que va abrazado de tu cuello.

 

Tengo celos de tu ropa

que se ajusta con tu piel,

del perfume que desprendes,

y el olor con el que llamas la atención.

 

Tengo celos de mí mismo…

cuando pienso que has dejado de pensarme…

y ya no soy tu prioridad.

 

Tengo celos,

unos celos desmedidos,

y no lo puedo remediar.