Nitsuga Amano

El Mar Cura Las Heridas

Este otoño, antes de que me devoraran las lejanas hojas secas y la soledad, abrí la puerta a mi alma.

 

 

Un ángel imaginario me acompaña ante esta desgracia, más gotas mojan el cántaro del coraje, sale el sol, y el invierno persiste obstinadamente.

 

 

La realidad que enfrentó es una utopía, el amor quedó en una mera ilusión, y convertirme en nada en la noche clara,
Y en el período de decadencia, recuérdalo en un grito.

 

 

La poesía en mi ventana sangra , muere el recuerdo, Escribir poesía es lo que me brinda aliento, recitó rimas  al viento,
Suspiró por su amor perdido.

 

 

El mar que cura las heridas.
Y la fuente que anuncia el olvido.
Cuando la soledad trae el impulso del río.
En ausencia se dejó en blanco.