Alberto Escobar

Un milagro

 

Las nupcias del incendio con el agua; eso es la Poesía, una paradoja, un oxímoron. Octavio Paz: La Poesía, hija del azar y fruto del cálculo. Fuerzas tan opuestas pero que nacen de un mismo impulso, lo inconsciente, la pasión, y la razón. El poeta busca su propio rostro, ese rostro que ya existía antes de que el mundo fuese creado —Biografía de Tadeo Isidoro Cruz Borges, sobre esta cita que es del poeta irlandés laureado Yeats. La Poesía es el momento en el que el ser humano se encuentra frente a frente con quien es según Borges en esta biografía. La ficción y la realidad hunden sus raíces en un mismo y fértil e inseparable y arenoso terreno. 

—Notas empaquetadas en una nacientes de mis lecturas y vídeos. La intención de impresionarlas en este escrito es desconcertar de partida al afanado lector. 

 

 

Cuando clarea el día,
abriendo mi ventana al acaso,
se yergue esta flor, roja y amarilla.
Me da los buenos días, yo le contesto
cortés —soy respetuoso con cualquiera
que me dirija la palabra. 
Tengo tiempo, y por eso me paro.
Atento examino la maravilla 
que la madre Naturaleza ha depositado
en su futura hojarasca —ninguna flor, hoy,
ayer, o mañana, resistirá más de una primavera.
Como decía —que me despistan los incisos—,
me detengo cuidadoso a ver el venamen
de sus hojas, esos cañitos de vida que posibilitan
alimento a la planta desde sus tiernas raíces.
Cojo ambidextro la maceta que la contiene,
me la acerco hasta que el extremo de una hoja
toca la nariz, la huelo, me lleno de vida. 
Su fragancia no sabría como darle letra, es tan...
Me detengo ahora en el verde incipiente 
de su tallo; contemplo sorprendido el vello
que lo puebla tal si fueran mis mismas piernas
—me anonada la similitud de los cuerpos—
y voy subiendo como por un tobogán
hasta el cáliz de sangre de este milagro. 
Sigo subiendo hasta el interior de la flor,
estudiando su sexualidad —estambre y pistilo. 
Ya contento con el estudio y  la aspiración
de sus aromas, deposito el tiesto donde estaba.
Me retiro, cierro la ventana y le deseo buen día;
ella me contesta que tenga suerte...
Mañana será otra historia .