Un día más, llueve en la colina… un pájaro y un loco meditan pensando en el ayer que no llegó. La lluvia despierta viejos recuerdos: Al pájaro le dicen que su vuelo no fue tan perfecto ni tan profundo como había soñado, a veces se perdió en menudencias que le impidieron volar lejos, remontando cielos y montañas, se quedó anidando esperanzas que no llegaron entre otras cosas porque no puso el suficiente empeño en lograrlas, y así le cogió el frío y el fuerte viento otoñal que le impidió seguir en la lucha cotidiana; hoy tras los barrotes de una dorada jaula, se dedica a cantar poemas que en la noche improvisa… Al loco los recuerdos le atemorizan, se ve así mismo caminando por las calles desiertas, sembrando sus palabras en campos yermos, siente que nadie le escucha, nadie le acompaña y se encierra en su locura para componer bellas canciones que nadie oye, porque él es, solo un loco… un loco de amor por lo bello, y en la belleza contempla a una humanidad obstinada en su propia destrucción, una humanidad dedicada a las guerras, a cerrarles las puertas al necesitado, al hambriento que clama… en la soledad, ese loco piensa que el mundo tiene necesidad de más locos como él, lunáticos que piensen más en el amor y se olviden de las guerras para siempre...