Desde que te has ido,
son grises las tardes.
Desde que te has ido,
se rebela el aire.
Y vuelvo a ser el beso
que no puede expresarse,
y vuelvo a ser el río
que ha perdido su cauce.
Desde que te has ido,
se ha marchado el alba
y la brisa fresquita
de las madrugadas.
Quedó la tristeza
lamiendo sus heridas,
y estalló una tormenta
que arrasa con mi vida.
Desde que te has ido,
son largas las noches,
y en la letanía
no encuentro respuestas.
Se vuelven esquivos
los “no” de las palabras,
y se tornan verdades
los “sí” de las distancias.
Queda en mis sentidos
la luz de tu sonrisa,
tus besos de arena,
el sol de los domingos,
una ilusión de greda,
tu voz en mi camino…
y es todo lo que queda
desde que tú te has ido.