Matias 01

A veces...

A veces nos sentábamos bajo un árbol

a mirar el horizonte,

la sangrienta tarde precipitándose nos juntaba

las manos para mostrarnos a lo lejos

el abismo;

Se maceraba el silencio, la vida agreste

y baldía, el odio detrás del camino

y su invernadero de sombras.

 

Y entonces, nos juntábamos más,

nos encendíamos en una vida,

como una furiosa hoguera

para espantar a los insectos de la muerte

que iban echando sus raíces.

 

Ahora estoy solo, con esta pequeña muerte

que en algún momento

se hará grande y para siempre

y no habrá nadie

que me recuerde como te recuerdo yo.