Como la flor
Nuestro amor era como una hermosa flor.
Una lozana flor que nació
en el jardín de mis ilusiones
y creció muy hermosa
con el tiempo
en el jardín de mis sueños;
admiré su bello colorido
en el jardín de mi soledad
y pude percibir su fragancia
en el jardín de mi realidad.
Cultivé nuestra flor
con esmero y paciencia,
porque su belleza me inspiraba
ternura, pasión y afecto.
Muchas veces,
con mis lágrimas la regué
al sentirla apesadumbrada
y con mi risa limpié
sus delicados pétalos
para percibir su frescura.
Mi amor sublime
mi pasión y mi ternura
la mantuvieron viva
durante mucho tiempo;
pero una tarde,
cuando los rayos del sol
se pusieron,
vi con inmensa tristeza
que nuestra hermosa flor
languidecía,
¡soló yo la supe cuidar!
Tu falta de atención
la marchitaba lentamente,
y aunque deseaba
con vehemencia
darle un último
aliento de vida,
no lo conseguí.
Al ver que moría,
traté de revivir
su raíz con la humedad
de mis lágrimas,
y sus pétalos marchitos
intenté con afán
humectarlos
con mis besos calidos,
pero todo fue inútil,
nuestra hermosa flor
murió para siempre.
¡Qué dolor!, me duele
el alma al recordar
que un día lució altiva
y radiante como una estrella,
y ahora, yace en el suelo
inerte y marchita,
¡murió lentamente
de melancolía!
La flor exuberante
que un día nació
en el jardín de mi ilusión,
ayer la enterré
en el jardín de mi tristeza;
Con ella se fueron mis ilusiones
y con ella se marchitó mi corazón.
Ayer murió nuestra hermosa flor
y con ella enterré
los recuerdos de tu amor.
Palabras del alma
Martha Humphrey
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