Willie Moreno

El maná descendió puro del cielo

 

El maná descendió puro del cielo

llevaba en sus espaldas la madera

regando el polvo de la calavera

con su sangre producto del flagelo.

 

 

Al expirar rasgó del templo el velo 

para que acceda al Trono quien quisiera

con el alma contrita como cera 

derretida ante el fuego del consuelo.

 

Bendito amor sagrado y sin mudanza

entregando su vida hasta la muerte.

Cómo no he de rendirte mi alabanza

 

si me salvaste de una triste suerte 

cuando estaba perdida la esperanza;

mas dijiste: ¡he venido a protegerte!

 

 

¡Espero un día verte

y correr presuroso a tu regazo

entregándote todo en un abrazo!

 

 

 

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