Matias 01

Fantasma

Cien fantasmas flotan enredados

a oscuras voces

que hacen del silencio un insomnio

redondo y minutero;

Sobre los sueños en gestación

el destino sonríe a gotas,

con ánimo de burla, aplastante,

en símbolos de encarnizados peregrinos

y frío metalúrgico.

 

Es el juego de la naturaleza

en cada ciclo,

en el movimiento celular de todos

los instintos grises

que se arremolinan cuando escribo

con un poco de esquizofrenia

entre los ojos

y otro poco de ansiedad entre los dedos;

 

Este escrito solo es un sutil balbuceo

de los sueños

-que se aparean con la soledad-

cuando todo parece deslizarse

por la suerte del destierro

y con una última mirada

puesta en el crepúsculo;

 

No sé si me sumerjo en la noche

o la noche se sumerge en mis ojos, 

pero cada día el café

es un mar oscuro y amargo

desbordándose

con todos sus presentimientos

de viejo tiempo,

y va pasando atestado de voces,

de rostros felices, pero muertos.

 

¡Oh Dios mío!

¡Más humano te haría más unánime!

Yo sé que mi presidio es una elección

porque ya no espero a nadie.

¿Porque, entonces, tengo a mi vacía

mesa esperando?

¿Porque mi piel es una corteza

que amanece muy sediento?

 

Salgo lentamente, al caer la noche,

y todo el cielo es un manto luces

como de vidrios rotos esparcidos,

sobre el cual va mi memoria;

Salgo, recorriendo en líneas sangrantes

la vida que me han sembrado

y que hoy es un espejismo

donde cabalga la injuriosa soledad.