Carlos Brid

MÁNDALAS Y LABERINTOS

 

 

Cada día

el desencuentro se hunde en mi costado

y sangra lentamente la tristeza

el sinsabor de no recuperar los instantes,

no querer repetir este anochecer repetido

un velorio con sombras

y rostros sin boca

un revoltijo de nauseas

un insomnio que se alarga

una culebra que se arrastra en cámara lenta

en el tronco de mi memoria.

¿Cuándo fue que ayer se apagó la fragua?

y vino este alborotado fragor de truenos

y nos oscureció la mirada.

Cada día escarbo en el ayer

Y cuando descubro algo parecido a un sueño

me ilumino y mis manos se vuelves aspas

remuevo los terrones como el buscador de vetas

pero al final cuando nada hallo

me siento en algún rincón

Y espero callado la noche,

la repetición del tormento

Quizás algún día las líneas sin final

se doblen en un surrealismo

y surjan los mándalas y los laberintos

que llenen de mitos y utopías

este presente sin brújulas.