Joseponce1978

El juego universal

Agradable tarde de un sábado otoñal cualquiera. Cinco niñas y un niño, cada cual con un color de piel distinto, unidos en una calle por un mismo juego. De orígenes distintos y culturas dispares, probablemente todos ellos hayan nacido en España, aunque su lugar de nacimiento sea lo de menos. Los cuatro puntos cardinales replegados en un punto común, corriendo calle arriba, calle abajo, saltando de la acera septentrional a la meridional, ajenos a inflaciones o burbujas energéticas, acogidos por el dios de la inocencia.

En alguna ocasión se entromete entre ellos una discusión. Cosas de niños: Un ceño fruncido acompañado por un \"no se vale, has hecho trampa, ya no juego\". Aunque a los 5 minutos como mucho quede olvidado el enfado. Se resisten a abandonar el grupo cuando una madre o un padre los llama desde la ventana para que suban a merendar. La merienda puede esperar hasta la resolución de los juegos. La tarde va fluyendo entre gritos y silencios y al desplomarse sobre la calle la sombra de los edificios, refresca. ¿Pero acaso el frío se puede interponer entre la ingenuidad y una manga corta cuando las risas envuelven los portales?