María Alejandra Amarilla

Llamaradas

Avanza oculto el hombre
 con la razón cercenada,
sus manos tácitas cómplices
ostentan su cruel  canallada.
 
 ¿De qué sirve el pensamiento
 si una grieta quiebra el alma,
y se yerguen sin conciencia
las más terribles infamias?

El calor va socavando
la existencia en plena calma
 y es el miedo en las pupilas
fiel reflejo de las brasas.
 
 ¿Qué es lo que hace superior
a la pérfida especie humana,
que se eleva vencedora
sobre aquello que profana?

El humo los amedrenta,
los confunde y los quebranta,
en tanto que la flama
va engullendo sus moradas.

 ¿Cuál es el entendimiento
 si las razones no  bastan,
de una raza que agrede
y sucumbe en su hazaña?
 
Solloza lacerado el monte
 cuando las llamas lo abrazan
 y el desconsuelo crepita
 al devorarse su savia.

¿Es más atroz el incendio
o la indolencia arraigada,
si la desidia fomenta
lo que las voces se callan?

Oculta entre las cenizas
una semilla aguarda,
porque aunque el mal acontece
la vida siembra esperanza.