Si la aurora reclamara su esplendor
 estaría plenamente segura que reprocharía contra tí,
 por ser la definición de belleza y suavidad,
 porque tus manos son semejantes a la plenitud 
 y tus caricias a la paz. 
Tu ser, un ser admirable 
 que corrompe ferozmente mi corazón
 que deja mi alma al desnudo, 
 encontrándose de nuevo con la felicidad,
 aportando valor, gratitud y humildad. 
Me he vuelto capaz de amar tu sutileza y tu seriedad,
 de simpatizar con tu ser,
 contemplando tu maravillosa capacidad
 y el tacto de tu piel.