Diego Nicolás García Contreras

El amor perfecto

Tras la lúcida ciudad

Despampanante y estrambótica

Luego del campanario bajo el que descansan las botellas de vidrio, 

En las que se decanta el frágil sorbo de paciencia...

El licor embriagador de la dulzura a tientas,

Envenena tu alma de delirio,

El deseo intenso del murmullo diabólico...

Echando todo a perder,

Omnubilando imágenes atónitas

Empañando cristales de anteojos sucios

Roídos por el paso del tiempo particular...

Los cuales abstraje en un momento musical 

De polvo, humo, casettes y vinilos...

Tintura la alfombra y mis poros,

Hazme hombre con recargada sobre mis hombros mientras veo tus ojos...

Tan ilúcidos...si es que existe esa palabra...

Tan ilógicos...

Tan ridículos como creer que existen  amores perfectos